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Daniela no deja de mirar el reloj. ¿Cuándo piensan irse sus padres? Ni Claudio, ni Raffaela saben nada de que la menor de sus hijas va a salir esta noche. No estarían de acuerdo pues los expertos no prevén buen tiempo. Mucho menos de acuerdo estarían si supiesen a donde va. Al invernadero. ¡Pobre de ella si se enterasen! No volvería a ver la luz del sol.
Vuelve a mirar el reloj. Las seis y media. Desde el sofá escucha el ruido que hace su madre con los tacones. No deja de moverse. Claudio lleva un rato esperando a que su mujer esté lista. Mientras espera hace como que le interesa el tan aburrido programa adolescente que están viendo sus hijas.
-Yo creo que la chica se queda con el rubio -comenta Claudio por hablar de algo.
-¿Qué dices? Se quedará con el moreno, es más simpático y más guapo -opina Daniela.
-Bueno no todas las chicas buscan a un hombre simpático y guapo -Claudio se da cuenta de lo que ha dicho después de decirlo. Mira a Babi. Bien. Parece que no se ha dado cuenta. Daniela en cambio mira a su padre y le sonríe.
-No creo que sea tan tonta como para querer más al rubio que al moreno -Daniela, al contrario que su padre, ha hecho el comentario a posta. Mira a Babi. Esta parece seguir concentrada al cien por cien el programa-. ¿De qué sirve que el padre del rubio trabaje en una buena empresa? ¿Desde cuando es más importante el dinero que la forma de ser?
Hace unos minutos que no se escucha el taconeo de Raffaela. Está allí. En la misma habitación. Escuchando el monólogo de Daniela. Raffaela espera a que Babi conteste a su hermana y la haga callar, pero Babi sigue sin hacer caso a nada más que al televisor. Raffaela decide responder a su hija.
-Puede que la simpatía del moreno no dure eternamente y que, dentro de un tiempo la trate mal y el rubio le haga sentirse bien. A veces es mejor pensar en el futuro que en el presente. ¿No crees Claudio? -pregunta para conseguir algo de apoyo.
-Claro -en verdad ni ha prestado atención al discurso de su mujer. Para él es una costumbre llevarle la razón. ¿De qué servía discutir? Siempre se va a salir con la suya-. ¿Nos vamos? -se pone en pie.
Raffaela besa a sus hijas. A Daniela se limita a darle un beso en la mejilla. A Babi le acaricia el rostro y le besa la frente.
-Estoy tan orgullosa de ti -Raffaela sigue pensando en el rubio y el moreno-. No os acostéis muy tarde -dice tras salir definitivamente de casa.
Daniela mira por la ventana. Ve al coche de sus padres alejarse. Salta de alegría.
-¡Por fin! ¡Creía que no se irían nunca!
Sale a correr y se mete en su habitación. Abre el armario donde guarda toda su ropa. Empieza el gran dilema.
Parece que no se ha enterado de nada. Parece que tenía todos sus sentidos puestos en la televisión. Parece que no le han dolido las palabras de Daniela. Nada de eso. Simplemente la ha ignorado. No quería entrar en el trapo. Ya es demasiado esfuerzo no pensar en él. Ya es demasiado esfuerzo convencerse de que su actual novio la tiene tan encandilada como la tenía Step… como la sigue teniendo Step. ¡No! Debe pensar en otra cosa. Ha dejado que las palabras de una cría de quince hagan que su corazón dude. No. Ella está con quien quiere y el chico que está con ella es perfecto. Nadie. Nadie le supera. Lo mejor sería llamar a alguien. Dejar de pensar en líos de rubios y morenos. Agarra el teléfono y marca el número que tantas otras veces ha marcado.
-¿Eres Babi o Daniela? -Pallina sabe que no cabe otra opción.
-Babi. ¿Tienes algo que hacer?
-Pues poca cosa la verdad.
-¿Te apetece ver una peli o algo?
-¿Salir? Hace mucho frío.
-Había pensado en verla en mi casa. Mis padres se han ido y Daniela se va ahora… -cambia la voz intentando dar pena-. Me quedo solita.
-Vale. En diez minutos estoy allí. Ya te vale con el chantaje emocional.
Al rato Daniela vuelve al salón. Lleva el cinturón escondido bajo su camiseta.
-¿Qué tal? ¿Parezco muy niña o muy mayor? ¿Demasiado pintada? ¿No iré muy pija así? ¿Crees que estos colores combinan? -Suelta una pregunta tras otras. Ni respira ni da tiempo a Babi para responder.
-Estás perfecta -Daniela coge aire para volver a la carga, pero Babi la ve venir y se le adelanta-. No preguntes nada más. Casi dieciséis -contesta segura de lo que Daniela le iba a preguntar. La pequeña le mira con cara de enfado-. Ahora que me fijo… Dieciséis -Daniela sigue sin cambiar la cara-. Dieciséis cumplidos hace unos meses… -aventura intentando que su hermana le sonría. Daniela no cambia la expresión-. Está bien. Faltan dos días para que cumplas diecisiete.
Daniela pega un salto y se abraza a su hermana con fuerza. Si el abrazo dura un segundo más la asfixia. Tocan al timbre.
-¡Andrea! -grita ilusionada. Va como alma que lleva el diablo hasta la puerta. Decepción. Es Pallina-. Hola Pallina -saluda desganada.
-Palombi te está esperando abajo.
-¡Es verdad! -mira el reloj. Las ocho y diez-. Olvidaba que quedamos en la calle. Adiós Babi -se limita a decir. No tiene tiempo para despedirse con un beso. Al salir casi arrolla a Pallina.
-¿Tus padres dejan salir a tu hermana? Va a caer una buena -dice Pallina refiriéndose a la lluvia.
-La verdad es que mis padres no lo saben. Pero irá al cine y quizás a un restaurante. No tiene porque empaparse.
Pallina toma asiento al lado de su amiga. El dilema del rubio y el moreno ya ha concluido. Babi hace zapping, pero no hay nada interesante. Acaba por apagar la tele. Las dos amigas comienzan a hablar. Comparan novios durante un buen rato.
-Sí. La verdad es que son muy buenos. Pero… -Pallina baja la cabeza y respira hondo. Babi se arrepiente del tema de conversación-. No es lo mismo sin él.
Pollo está en la memoria de ambas. Y, como no, Babi no puede evitar volver a recordar a Step. Hacía mucho que no lo veía. Más de un mes. Recuerda el día que lo dejó por teléfono, Que manera más lamentable de acabar con su historia. Babi vuelve a las dudas. De nuevo intenta convencerse. <<Es mejor así>>, se repite. Está ansiosa por cambiar de tema, pero Pallina se está desahogando y le da pena cortarle. Su amiga le cuenta anécdotas de cuando estaba con Pollo. Llega a la parte más trágica.
-Estaba allí tirado. Rodeado de gente. Recuerdo que en aquel momento solo quería despertar. Aquello era imposible. No estaba en los planes. ¿Por qué él? Podría haberle tocado a cualquiera. ¿Por qué a él? -vuelve a repetir entre lágrimas.
Estamos acostumbrados a vivir las noticias en tercera persona. Todo le pasa a otros. Éste murió de un ataque al corazón, aquel tiene una enfermedad incurable, los padres de ese se han muerto… Nunca pensamos en que nos puede tocar vivir alguna tragedia. Hasta que un día pasa y no puedes hacer nada. No tienes una barita mágica. No puedes cambiar nada. El destino está escrito ó quizás lo elegimos con nuestras acciones. El caso es que sucede y, en ese momento, te das cuenta de que no eres tan dueño de tu vida como creías. En ese momento despiertas. La vida no es tan bonita como te la habían contado. No hay superhéroes que siempre lleguen a tiempo.
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