7
No ha pegado ojo en toda la noche. Tampoco es que lo haya intentado. Tiene algo que decidir. Una cosa esta clara, no quiere sufrir. Pero necesita tener esa sensación de estar vivo. Esa sensación que tuvo la noche anterior en las carreras. Babi. ¿Cómo es posible sentirse bien por la simple razón de haber oído un nombre? No. No solamente lo había oído. Daniela estaba allí, confiando en él ciegamente antes que en cualquier otro. Le recordó vagamente a su hermana. Step sonríe para si mismo. Va a arriesgar. Necesita arriesgar. No. El amor no se puede pudrir de un día para otro, no es una fruta. Babi tiene que quererlo. No hay más opción. La vida no puede ser tan injusta. Irá a por todas.
Salta de la cama. Sale de la habitación en calzoncillos. No le hace falta más ropa para ducharse. Paolo está a punto de salir de casa, pero detiene su paso al ver a Step.
-¡Benditos los ojos! Dos días llevo sin verte -Step se desconcierta. ¿Qué hace su hermano aún allí? Lanza una mirada por la ventana. Está amaneciendo-. ¿Cómo te dejas ver tan temprano?
-No sé la hora que es. Además no tengo sueño.
-Tenemos que hablar.
-Pues empieza.
-No puedo. Se me va a hacer tarde -mira de arriba abajo a Step-. Anda tira y vístete antes de que llegue María, pasará un mal rato si te ve así.
-¿Qué coño dices? Peor lo pasaría si te viese a ti desnudo. Para ella verme así sería un regalo.
A Paolo le sorprende la respuesta de su hermano. Hace tiempo que no habla así. Parece más animado. ¿Será por culpa de las carreras? Quizás le sienta bien estar a punto de matarse con una moto. Lo vuelve a observar de arriba abajo. Se para en la mano derecha. Más concretamente en los nudillos.
-¡No! -exclama al detectar magulladuras.
-Pues me da a mí que sí.
-¡Con lo bien que iba todo! En serio Step tenemos que hablar -Paolo se va.
Step observa sus nudillos. No se había fijado antes. Los tiene un poco rojos y por algunos lados raspados. Heridas de guerra. O, mejor dicho, heridas de dar guerra. Se da una ducha rápida y vuelve a su habitación. No duda con la vestimenta. Calzoncillos limpios, camiseta negra de manga corta y chaqueta. Chaqueta. ¿Y su chaqueta del día anterior? ¡Daniela! Claro no se la devolvió. No es que le hiciese falta pero… Quizá es mejor así. Ya tiene excusa para hacerle una visitita a los Gervasi. Se asoma a la ventana. Todavía está amaneciendo. ¿Tan temprano es? Abre el primer cajón de su mesita de noche. Oculto entre la ropa interior se encuentra un despertador. Marca las dos. Imposible. La aguja de los segundos no se mueve. Es normal. La pila está gastada. Va al salón y mira la hora en el reloj hortera en el que se había encaprichado su hermano algún tiempo atrás. Es feo, pero al menos marca bien la hora. Las siete. Una idea en principio fugaz pasa por su mente para quedarse. ¿A que hora empieza la universidad? No tiene ni idea. Opta por coger la moto e ir. A lo mejor con un poco de suerte consigue ver a Babi. ¡Dichosa vida! Casi todas las chicas harían lo que fuera por estar con Step y la única excepción debía de ser ella.
Ya ha llegado. No baja de la moto. Se enciende un cigarro. La espera va a ser larga. No hay nadie. Ni un alma. Al principio espera paciente. Poco a poco se va impacientando. En poco menos de una hora ha consumido cuatro o cinco cigarrillos. Un hombre mayor que viste de traje y corbata abre una pequeña puerta, no es la principal, pero da adentro de la universidad.
-¡Hey! -le grita Step. El señor se gira-. Sí, es a ti. ¿Sabes a qué hora empieza esto?
El hombre se acerca a la moto. ¿Qué se ha creído ese chico? Debería tratarlo de usted aunque, eso es lo de menos, le podría haber dedicado un simple “Buenos días”.
-En primer lugar, debe saludarme como es debido. En segundo lugar, “esto” es una universidad y no es ninguna función, las clases comienzan y terminan sin espectadores. Y, en tercer lugar… -lanza una mirada a las colillas que hay alrededor de Step-. Esto no es un fumadero, aquí no se puede fumar.
-Mira que te diga. En primer lugar tú tampoco me has saludado a mí. En segundo lugar, no esperaba ver ninguna función, pero veo que aquí trabaja algún que otro payaso -Step sonríe picarescamente-. Y, en tercer lugar -da una calada al cigarrillo que tiene entre los dedos y le escupe el humo en la cara- fumo donde me da la gana.
El hombre, que no se anda con chiquitas, le da un guantazo. Step se lleva la mano derecha a la cara.
-Hijo de puta la has cagado. No sabes con quien estás hablando.
-¿Qué vas a hacer? ¿Llenar el patio de colillas? ¡Disfruta de tu cáncer de pulmón! -Step baja de la moto y se coloca en frente del hombre. Se miran a los ojos-. ¡No me das miedo! Me he enfrentado a muchos chulos como tú.
-Pues deberías tenérmelo, yo no soy igual que todos -dice casi susurrándole. Cierra su puño y le lanza un puñetazo en el estómago. El hombre cae al suelo de inmediato. Step se acuclilla para ponerse a su altura-. ¿Sigues sin temerme? No soy un juguete, conmigo no se juega. ¿Vas a decirme cuando coño empieza la gente a llegar?
-Si miraras a tu alrededor te darías cuenta -pronuncia a duras penas. La voz le sale ronca y apagada.
Step gira la cabeza. Primero hacia la izquierda, después hacia la derecha. Algunas chicas han visto la escena. Son pocas, pero bastantes como para que corra el rumor.
-Más te vale que de esto se entere poca gente. Tengo mucho tiempo libre y “usted” tiene pinta de pasar mucho tiempo solo -el usted lo pronuncia exagerado. Mofándose de él-. Me voy.
Vuelve a subir a la moto. La arranca. Apenas empieza a darle gas cuando alguien lo llama.
-¡Step! -mira a todos lados. ¿Quién diablos lo llama? No tiene a ningún amigo en la universidad-. ¡Aquí! -al aquí le acompaña un movimiento de mano. Step sonríe al verla. Es Pallina. Va hacia donde está la chica y, cuando llega, baja de la moto-. ¿Se puede saber qué haces? -le gruñe.
-¡Oye, que tú no has estado tan cerca como para darte cuenta de todos los detalles!
-¿Sabes quién es?
-No, no lo se, pero ese hijo de puta me ha pegado primero.
-¡Es el director imbécil! -se hace el silencio por parte de Step-. Además es el profesor de economía de Babi.
-Joder primero la Giacci y ahora éste -se pasa la mano por la cara-. ¡Mierda!
-Ya, seguro que estás súper preocupado por quien pueda ser. El palo se lo llevará Babi si el director se entera de que tú fuiste su pareja. ¿No te podías quedar quieto? -le riñe Pallina que tiene cogido el brazo de Step con fuerza, como si fuese un niño pequeño.
-Llevo quedándome quieto más de un mes -traga saliva-. He estado un mes muerto ¿qué pasa si ahora se me va un poco la mano?
-Pasa que le arruinas la vida a Babi. Pero claro ¡eso al gran Step le da igual! -le aprieta aún más.
-¡Pues no! ¡No me da igual! -se desgarra la garganta gritando. Todos lo miran. El onserva su brazo prisionero. Da un tirón y se desata de la mano de Pallina. Decide bajar el tono. Lo baja, pero no lo suficiente, habla rozando el grito-. ¡Joder he intentado que me de igual, pero es imposible! ¿Sabes con quién estuve ayer? Estuve con Daniela. Era la segunda noche que salía después de un mes. ¡Un mes! Un mes encerrado. Sin casi comer -traga saliva. Va a reconocer lo que nunca reconocería un hombre-. ¡Un mes llorando! Sí, has entendido bien. ¡El gran Step llorando! ¡Llorando por una tía que se va con otro! ¿Sabes? Mi vida era fácil. Dormía hasta la hora que me daba la gana, le reventaba la cara a quien me estorbase, con el dinero de las carreras me iba de fiesta y tías en la cama no me faltaban. Ella me hizo creer que otra vida era posible. Yo no quería otra vida, ¿para qué? ¡Vivía de puta madre! Pero me jodí y le hice caso. Y ahora que estaba intentando ser yo y no un gilipollas enamorado su imagen vuelve -se aguanta las lágrimas. Tiene la respiración acelerada. Pallina lo mira medio asustada. Step se moja los labios con la lengua. Intenta que su tono suene menos amenazador-. Su imagen nunca se ha ido. No puedo estar con otra. Es ella o nadie.
La chica se queda muda. Nunca había visto la historia desde el punto de Step. Sabe que para Babi fue difícil, pero, al menos, ella tiene a Alfredo.
-Por lo menos Babi no está muerta -Pallina rompe a llorar y dirige su mirada al suelo. Step le alza la barbilla con su dedo índice-. No eres el único que sufre.
-No, Babi no se ha muerto, pero mi mejor amigo sí. ¿Sabes que el Siciliano se enteró ayer de que ya no estaba con Babi? Ninguno de esos cabrones me ha llamado mientras he estado encerrado en casa. A veces hace falta pasarlo mal para darte cuenta de como es la gente.
-¿Y de qué les iba a servir llamarte? Yo te llamé. Yo fui a tu casa. Nunca querías verme ni hablar conmigo.
-Porque he estado hecho un puto zombi. Y lo siento joder. Tú te quedaste sin Pollo, pero tenías a Babi. Yo me quedé sin ninguno -sin venir a cuento Pallina mezcla sus sollozos con alguna que otra carcajada-. ¿De qué te coño te ríes?
-¿Te has dado cuenta de que nos estamos desahogando el uno con el otro? Es tan… raro.
-Necesitaba contarle todo esto a alguien -Pallina sorbe con la nariz. Ya no llora. Tampoco ríe-. ¿Estás en la misma clase que Babi? -Pallina asiente-. Cuídamela ¿vale?
-Te la cuido si me prometes que dentro de poco la proteges tú -le dedica la mejor de sus sonrisas-. Nunca se lo he dicho a Babi, pero Alfredo no me cae bien y además creo que ella debe estar amargada. Siempre van a restaurantes refinadísimos de chef famosos. Ella no se queja, pero me da a mí que…
-¿No te enfadarías conmigo si me lanzase a por Babi de nuevo?
-Me enfadaría si no lo hicieses -le vuelve a sonreír-. ¿Sabes qué? Te voy a ayudar. ¿Qué haces esta noche?
-Pues no tengo ni idea.
-Mejor que tú no lo debe saber nadie -duda entre lanzar la pregunta-. ¿Vas al invernadero?
-Creo que sí -contesta tras cavilar un momento.
Pallina se lo piensa dos veces antes de seguir hablando. Ir al invernadero. No iba desde que Pollo murió. No le apetece ir. No le apetece pasar por la dedicatoria de Pollo. Pero, Babi ha hecho tantas cosas por ella…
-Si puedo convencerla o engañarla de algún modo… -Step dice que sí con la cabeza mostrando conformidad. Sube en la moto, arranca y empieza a dar gas-. ¡Step! -para y vuelve a mirar a Pallina-. Las clases son de nueve de la mañana a tres de la tarde. La trae Alfredo todos los días, pero él estudia en otra universidad -Step espera un poco. Pallina no dice nada. Vuelve a arrancar la moto-. ¡Step! -frena de nuevo. La mira-. ¡Eres el puto jefe! -no entiende lo que quiere decir. Da gas y se marcha.
8
Alfredo, Babi y Daniela ven la televisión mientras que Claudio y Raffaela se visten. Tienen otra de sus cenas. Nadie habla. Ni hablan ni escuchan. Hacer ver que están viendo la televisión es una excusa para los tres.
Daniela tan solo está allí para vigilar que el rubio no le meta la lengua a su hermana. Nunca quiso a Alfredo de cuñado y después de haber pasado una noche con Step todavía menos. No le importa estar allí de aguantavelas si es por una buena causa.
Babi solo piensa en una cosa. La chaqueta de Step. No la ha tirado. Sigue en su armario, hecha una bola en una esquinita. Bien escondida. No puede tirarla. Mientras hubiese algo que le recordase a Step, sabría que lo del verano no fue un sueño. Sabría que amar de aquella manera es posible.
Alfredo se siente incómodo. Está en medio de las dos hermanas. Quieto. Sin casi parpadear. Hace tiempo que ese cojín le molesta. Sí, ese cojín que tiene en la espalda. Pero lo está compartiendo con Babi y ella parece estar a gusto. Lo que sea por tenerla contenta.
Suena el teléfono. Daniela no le da tiempo a que suene más de una vez. Lo descuelga a la velocidad de la luz.
-¿Quién es? -Desilusión. No es Palombi-. Babi es para ti -le entrega el teléfono a su hermana.
-¿Quién es?
-¿Quién va a ser? ¿Te llama alguien a parte de yo? En el verano creo que sí, pero ahora… -la insinuación de Pallina es clara.
-Pallina di lo que tengas que decir y déjate de tonterías -Babi se muestra medio enfadada. Con Pallina es imposible enfadarse completamente.
-¿Haces algo esta noche?
Babi mira a su derecha. Mira a Alfredo. El rubio parece una estatua. No deja de mirar la televisión.
-Creo que no.
-Pues te comunico que ya tienes algo que hacer. Paso a recogerte de aquí a media hora.
-¿A las nueve? -pregunta. Luego recapacita. No. No puede dejar que su amiga la líe. Si que tiene cosas que hacer, estar con Alfredo. Además es lunes-. ¡No! -grita. El rubio y su hermana la miran desconcertados-. Quiero decir que mañana es martes, hay clase. A primera me toca economía con el director. ¿Y si me quedara dormida? No puedo faltar a esa clase.
-Créeme, te gustaría faltar si hubieses visto lo que yo.
-¿A qué te refieres?
-A nada, a nada. Es que estoy sola y hace mucho que no salgo…
-¿Y por qué no llamas a tu novio?
-Estoy pensando en dejarlo. Te necesito.
-¿Dejarlo?
-Ya te contaré. ¿Vienes a dar un paseo o no? Te prometo que estaremos en tu casa antes de las doce. Vamos en mi moto. Venga por fa.
Babi mira a Daniela y a Alfredo. Sería bastante incómodo para su hermana y para su novio quedarse solos pero…
-¿A qué hora dices que pasas a por mí?
-¡Bien! ¡Sabría que vendrías! Ponte muy guapa. A las nueve estoy en tu casa.
-¿Cómo quieres que me ponga guapa en menos de media hora? Además ¡es solo un paseo! No me pienso complicar mucho con la vestimenta.
-Pues luego te arrepentirás.
-¿Se puede saber a dónde vamos?
-A ningún sitio. Te lo juro, es solo un paseo. Quiero contarte lo de porque voy a cortar y… esas cosas.
-¿Puede venir Alfredo?
-¡No! -grita la negación de tal manera que el rubio y Daniela se han enterado de la respuesta de Pallina sin tener que preguntar a Babi-. Es que vamos a hablar de cosas de chicas y se aburriría mucho -ahora intenta arreglarlo-. A las nueve estoy allí -Pallina cuelga el teléfono.
Babi mira a su novio. Éste la imita.
-Creo no puedo ir ¿no? -se limita a decir el muchacho.
-No. Vamos a hablar de… -le besa la frente-. Tengo prisa. Te prometo que no haré locuras
-Confío en ti.
Babi se marcha rozando la velocidad de Daniela al coger el teléfono. Daniela y Alfredo se quedan solos. El chico se quita al fin el cojín de la espalda.
-¿Tu crees que tu hermana me quiere? -pregunta Alfredo. Daniela hace oídos sordos-. Ya…
-Yo creo que se aburre un poco contigo.
-No lo entiendo.
-Antes de estar contigo estaba con un chico con el que todos los días se lo pasaba bien. Reían, daban paseos en moto, iban a la playa…
-Ese chico es el mismo que me pegó. Te lo recuerdo. Es el mismo que hizo que tu hermana saliera en todos los periódicos. Ha pasado ya por el juzgado una vez y a la segunda hay cárcel. Además se rumorea por ahí que el otro día le rompió la nariz y le reventó el labio a un chaval.
-Sin embargo, tu historial es menos conflictivo y me sigues cayendo peor que él -contesta duramente Daniela. Alfredo no puede creer lo que está escuchando-. Mi hermana no estaría contigo si Step no te hubiese pegado. Solo te tiene pena. ¡Estás amargado y la está amargando a ella! -Alfredo le pega con la mano abierta a Daniela. Con poca fuerza e intentando no hacerle daño. Pero lo ha hecho-. Imbécil. ¿Sabes qué? Ojalá mi hermana se encuentre de nuevo con Step y te deje. No te mereces estar con Babi. Verás cuando mis padres se enteren de que me has pegado -Daniela se levanta del sofá.
-Daniela yo… Perdóname. Vamos a empezar de nuevo, como si nada de esto hubiese pasado.
-Tranquilo no le voy a decir nada a mis padres ahora. Tienen una cena. A mi no me gusta amargar a la gente. Das pena.
Daniela se marcha y Alfredo se queda solo. Vuelve a mirar la tele. Por supuesto no está atendiendo a la presentadora del programa. Piensa en lo ocurrido. ¿Cómo ha podido caer tan bajo? ¡Pegarle a una mujer! Es más, ¡pegarle a la hermana de su novia! Ahora mismo hasta él siente asco de si mismo. Llega Claudio al salón y se sienta al lado del novio de su hija. Como cada día que van a cenar, tiene que esperar a Raffaela. Claudio hace como si mirase la televisión. La televisión nunca había sido tan ignorada.
-Oye. ¿Te gusto cómo novio de Babi?
-Si mi hija está feliz, yo estoy feliz -miente Claudio a la vez que le dedica la mas falsa de las sonrisas. En realidad le cae mil veces mejor Step.
-¿Alguna vez Babi a dicho que se aburre conmigo? -Alfredo vuelve a la carga. No quiere que ninguna chica se ría de él.
-No. ¿Ocurre algo?
-No, que va. Es solo que… quiero saber si estoy haciendo las cosas bien. Tu hija es importante para mí.
-Mientras sea importante para ti, estarás haciendo las cosas bien.
Raffaela entra en el salón. Ya está lista. Claudio y su mujer salen de la casa acompañados por Alfredo. Sabe que ahora mismo no pinta nada allí dentro.
9
-Las nueve y media ¿se puede saber a quién esperas? -Bunny ya esta harto de que su amigo le pregunte la hora.
-A nadie -contesta Step.
Está todo el grupo. Al menos todo el grupo que sigue vivo. Ni Darío, ni el Siciliano, ni Hook, ni Bunny correrán esta noche. Y, por supuesto, Step tampoco. Tiene cosas más importantes que hacer, eso sí, siempre que Pallina no le falle. Entre el Siciliano y Step ya no hay rencor alguno. ¿Por qué debe haberlo? Lo pasado, pasado está y además Step le dio todo el dinero de las apuestas. Darío cuenta una de sus historias. Al parecer un chico del tamaño de un armario le había empujado, él cayó a una piscina, hizo creer al armario que no sabía nadar y, cuando éste se tiró al agua para ayudarle, Darío aprovechó para intentar ahogarlo. Como cambian las historias desde distintos puntos de vista… Step podría haber hecho su propia aportación diciendo que a ese tal “armario” lo llaman Poppy y hacía poco que lo había dejado transpuesto. Pero no está atento a la gran hazaña de Darío. Simplemente se limita a soltar una carcajada cuando los demás lo hacen. Cada pocos segundos alza su mirada disimuladamente. Como el que busca a alguien. Nadie parece darse cuenta. Están más pendientes de la cerveza y las risas. Una de sus ojeadas es más larga que las anteriores, cuando vuelve a mirar a sus amigos, éstos están callados. Todos lo observan. Hook alarga su mano hacia Step. Le quiere dar el litro de cerveza. Duda. Los mira a todos. El silencio es incómodo. Opta por coger la botella y darle un trago.
-¿Sabes? Al armario le dicen Poppy y… -ahora intenta unirse a la conversación.
-¿Poppy es el armario? -pregunta sorprendido Hook. Step asiente-. Dicen que el domingo estuvo unas horas fuera de sí. Le dieron una paliza. La policía está buscando al chaval que le rompió la cara.
-¿Y saben quién ha sido? -Step parece preocupado.
-Dicen que ha dado un nombre, pero nadie sabe de quien se trata. Solo lo sabe Poppy y la policía.
Problemas, arruinando vidas desde tiempos inmemorables. A Step se le blanquea la cara. Se le pierde la mirada. Mierda. Es la única palabra en la que piensa. Mierda. Maldita vida. Mierda. Ir otra vez a juicio sería cárcel. Mierda. Ahora que parecía estar cerca de Babi. Mierda… Se acaricia el rostro bruscamente con la palma de la mano, de arriba abajo, con rapidez, con desesperación. Le arranca al Siciliano la botella de cerveza de las manos. Se bebe todo lo que queda de un trago y después se pasa el brazo por labios. Todos lo miran. Nadie sabe a que viene esa reacción. Step pasea su mirada por los ojos de los muchachos. Aprieta la mandíbula, se da media vuelta y se larga con la botella, ya vacía, en la mano. El Siciliano hace ademán de salir tras él. Alguien lo para. Madda lo tiene cogido por el brazo. ¿Cuánto hace que está allí la chica?
-Déjalo.
-Le pasa algo.
-Tiene cosas más importantes que hacer -le señala con el dedo a dos chicas que acaban de llegar en vespa.
Pero no, Madda no lleva razón. Step aún no se ha dado cuenta. Está buscando otra cosa. ¿Dónde había dejado aparcada la Honda? Levanta la cabeza para divisarla. Allí está, junto a muchas otras. Pero sin duda la suya es la que más reluce. Es la mejor. Da lo mismo que las otras sean más caras o más nuevas. Step ve a la suya como única. Como una madre cuando ve a su hijo. Empieza a caminar ya con el objetivo marcado. Cuando se encuentra a pocos pasos de su Honda alguien le agarra la chaqueta. Se da vuelta. Una chica le sonríe. Es Pallina.
-¿A dónde se supone que vas?
-A ninguna parte -miente.
-Babi está allí -Pallina mira hacia unas escaleras. Step sigue su mirada. Efectivamente allí está Babi. Apartada del resto de la multitud-. Se ha enfadado conmigo por traerla aquí. Se huele algo. Se supone que ahora mismo estoy buscando a Gloria. ¿Se puede saber dónde te metes? Voy a hacer como si me tragase la tierra para dejaros solos. No la cagues o me mata -Step asiente con la cabeza-. Yo que tú empezaría por tirar eso -se refiere a la botella. Step la deja caer al suelo.
Step cambia de rumbo. Se acerca a las escaleras. Babi se encuentra en mitad. Parece como si le diese a propósito la espalda. En realidad está hablando por el móvil. Step empieza a subir escalones… Se encuentran a seis escalones de distancia. Ella aún no sabe que lo tiene cerca, sigue de espaldas. Él es otra historia. El corazón se acelera, el cuerpo le suda en pleno invierno, sus dedos inquietos no dejan de moverse. Cinco escalones para el encuentro. Cuatro, tres, dos, uno… Alza por última vez su pie derecho, después el izquierdo. Está justo detrás de Babi. Ella sigue sin enterarse de nada. Step espera paciente. Al fin Babi cuelga y guarda su móvil. Se acerca más a ella. El pecho de Step entra en contacto con la espalda de Babi. Silencio. Ella no entiende nada, él disfruta el momento. Babi intenta girar delicadamente el cuello para descubrir el rostro de la persona que se acerca tanto. No consigue su objetivo. Se ve interrumpida por unos labios. Los mismos labios que se acercan a su oído.
-Babi -pronuncia Step con voz temblorosa. No puede decir otra cosa. El cerebro no le funciona.
Y el mundo se para. El corazón le da un vuelco, conoce de sobra esa voz. Un escalofrío comienza en el oído y le recorre todo el cuerpo. Se sumerge en una ola de calor. Ya no hace frío. Ya no importa la temperatura. Cierra los ojos. Pasan los minutos, no importa. Ella por ahora no lo acepta, él no se opone a aceptarlo, están a gusto, se sienten bien. Están vivos. La mente de Step comienza a funcionar de nuevo. Recorre la cintura de Babi con sus manos y la rodea. Ella está prisionera entre esos dos fuertes, aunque ahora delicados, brazos. No le importa ser prisionera entre ellos. Vuelve abrir los ojos. Vierte una lágrima.
-Step yo…
Le tapa la boca con su mano derecha. No quiere hablar. No quiere que le hable. Ahora no. Siente el aliento de Babi en la palma de su mano. Retira la mano lentamente. Como si pudiese verle el rostro, acerca la mano a su mejilla y con el pulgar le seca una lágrima. Vuelve a abrazarla con ambas manos.
-Por favor Step…
Obedece. Retira los brazos de su cintura. La deja libre. Se aparta un poco. Babi se gira. Se ven la cara. Babi tiene los ojos un tanto colorados. Step le aguanta la mirada. Se sumerge en sus ojos. Se jura que no volverá a estar tanto tiempo si verlos. No. Nunca estará tanto tiempo sin verla.
-Esto ha sido una encerrona -Step no reacciona-. Te quise mucho. Te quise hasta donde es capaz de amar una persona -le acaricia la cara. Step intenta no bajar la mirada-. Pero ahora… ya te lo dije… -intenta buscar las palabras adecuadas. No existen tales palabras-. Por favor no… -se viene abajo.
-Babi te quiero.
-Step no… por favor -ya no le importa llorar.
-Babi te quiero -Step aprieta la mandíbula para detener las lágrimas.
-Por favor -vuelve a pedir la chica.
-Babi te quiero -se acerca a ella-. Te quiero -da otro paso-. Te quiero… -se planta justo delante de ella. Acerca su rostro. Babi queda inmóvil. Cada vez más cerca. Ya respiran el aliento del otro…
-¡Babi! -una voz la llama desde lo alto de las escaleras. Ambos se giran. Es Alfredo.
Babi da unos pasos hacia atrás. Se separa de Step. Está dispuesta a subir los escalones que le lleven hasta su novio. Alza el pie.
-Babi no… -Frena su paso. Vuelve a fijar sus pupilas en Step-. Te quiero Babi. Lo sabes.
-¡Babi no tengo toda la noche! -grita el rubio desde lo alto. La chica reanuda su camino.
-Babi me quieres. Lo sabes -se detiene. Se encuentra a medio camino de ambos. Su mente repite las palabras de Step. Niega con la cabeza. Y justo cuando va a subir otro escalón…-. Babi no me engañes. Babi no hay otra opción. ¿Me quieres? -la anterior afirmación ahora se convierte en pregunta. La chica vuelve a decir que no-. Babi sabes que sí. No mientas.
-¡Babi! -grita Alfredo. Está tan impaciente que no se entera de nada.
-Dime ¿en quién piensas cada noche? ¿En quién piensas cuando lo besas? ¿En quién piensas cuando…? Es más, ¿lo habéis hecho? -Ahora no se para, sigue su camino. Step alza la voz-. Babi se que no. Y tú más que nadie sabes que sigo siendo el único -se empieza a poner nervioso. Ahora no consigue que detenga su paso. Sale tras ella. La agarra del brazo.
-Suéltame Step -no hace caso-. Step o me sueltas o llamo a la policía.
-No. No vas a llamar. Lo sé. Lo sabes -traga saliva. De nuevo, acerca sus labios al oído de Babi-. No quieres hablar delante del… -se contiene para no insultarle-. Del rubio. Buscaré otro lugar. Otro lugar donde no esté -separa los labios del oído de Babi y la suelta del brazo.
Step se queda en el sitio mientras Babi sigue subiendo escalones. La ve alejarse. Sonríe inconscientemente. Es feliz. La vida no es una mierda después de todo… Babi llega a la posición de Alfredo y lo besa. Es ya una costumbre pero, esa costumbre es la que hace que Step se marche y deje de observarla.
-¿Qué hacías con ese?
-Nos hemos visto de casualidad.
-No me lo creo -Alfredo no confía en Babi. No después de haber escuchado las palabras de Daniela.
-Alfredo te he llamado ¿crees que te hubiese llamado si quisiera estar ahora mismo con Step? Ha sido una casualidad. No le des más vueltas.