¡Hola! Escribo aquí para respetar el hecho de que en este blog todas las entradas son capitulos :D Os informo de que tengo nuevo blog, se llama Coleccionista de Deseos. En la primera entrada he explicado casi todas las dudas que os puedan surgir, pero así por encima diré que es en el bog en el que voy a empezar a publicar mi nueva historia.
http://coleccionistadedeseos.blogspot.com/
Saludos.

Capitulos 16, 17 y 18

                                                              16

Cinco y cuarto. Step vuelve a llegar tarde. Babi se impacienta. ¿Dónde se ha metido? Una voz familiar la llama a sus espaldas. Se gira sobre si misma. ¡Quien lo hubiese dicho! Es Chicco Brandelli.

-¡Cuánto tiempo! No nos vemos desde que… -Chicco hace memoria y al recordar prefiere no decirlo.
-Desde que me dejaste tirada después de la fiesta. Cuando te asustaste de unos motoristas y me abandonaste a mi suerte -Babi sonríe irónicamente.
-Sí. No nos vemos desde aquella vez. ¡Menuda memoria!
-Esas cosas no se olvidan.
-¿También te han castigado?
-¿Castigado?
-Sí. Están pintando la universidad y, ultimadamente, todos a los que nos castigan, venimos a parar al mismo sitio. Yo acabo de terminar mi turno.
-No, no me han castigado.
-¿Entonces? ¿No han venido a por ti? Si quieres te llevo tengo el coche junto a…

Alguien agarra con fuerza el hombro de Brandelli con clara intención de hacerle daño. Chicco se da la vuelta. Es Step.

-Ya la llevo yo. Tengo la moto pegadita a tu coche.

Step señala con el dedo. El coche de Chicco Brandelli está rayado por un lateral. Sin embargo, la moto está intacta. No hay duda de que ha sido a propósito.

-Lo siento, es que todavía no se conducirla bien.

Chicco Brandelli desaparece despidiéndose de Babi con un tímido gesto y un “adiós” susurrado. Lo más importante ahora es el coche. Que cabrón es ese Step. Si no tuviese esos músculos, esa seguridad al hablar y esos amigos, se iba a enterar…

-Eres mala persona -le acusa Babi mientras se le escapa una sonrisa.
-Oye, que ese gilipollas te dejó sola en mitad de la carretera. Se lo merece -bromea.
-No me dejó sola, me dejó contigo. Si no es por él, nunca nos hubiésemos conocido bien.
-¡Eso es lo que tu piensas! Huir de mi no es tan fácil -otra sonrisa. Recuerda la hora y las palabras del director-. Vamos que se me hace tarde.

Entran en la universidad. Babi no entiende nada. ¿Acaso Step está castigado? Pero ¿cómo? Si ni si quiera estudia allí, es más, ¡si ni siquiera estudia!
Step coge una brocha y un cubo de pintura blanca. Empieza a ejercer de pintor bajo la atenta mirada de Babi.

-Me tienes que explicar todo esto…
-A sí. Coge una brocha de esas que hay allí y empieza a pintar.
-Estás de broma.

Step deja de darle a la brocha y la mira.

-No. Vamos. Muévete.

Babi le sonríe esperando que en cualquier momento él le conteste con otra sonrisa. Nada de eso. Step se vuelve y continúa su trabajo. Babi agarra una de las brochas, la moja en la pintura y empieza a darle a la pared con desgana y con mucho cuidado de no mancharse.

-Como sigas así no acabamos nunca…
-Pero ¿qué quieres que haga? ¡No he pintado en mi vida! ¡No se ni porque hago esto! -da un par de brochazos torpes.
-Que ha estas alturas te tenga que enseñar a pintar… Deja que te ayude.

Step deja caer su brocha en el suelo. Se acerca cada vez más a la espalda de Babi. Más. Más. Y más… Toca con su pecho la espalda de la chica. Puede oler su perfume y, esto hace que por un momento se despiste, pero es seguida alarga su brazo derecho y pone su mano encima de la de Babi.

-Es fácil -le susurra al oído.

Un escalofrío recorre el cuerpo de Babi. Se deja guiar por la mano de Step. La brocha necesita volver a ser bañada en pintura, pero ninguno piensa en ello. Al fin, Step, conduce la mano de Babi hasta el cubo. La brocha se moja. Vuelven a subir. Step le aparta el pelo con la mano que le queda libre y apoya la barbilla en el hombro izquierdo de Babi.

-Es muy sencillo.

Y dirige las gruesas pinceladas de Babi hasta dibujar un corazón. Babi gira su cuello a la izquierda para encontrarse con la cara de Step. Ambos sonríen. Step echa un poco hacia delante su cara y se dan un piquito. Separa sus labios y vuelve a sonreír. Babi mira de nuevo a la pared. Step guía la mano de Babi y dibujan una “S” a la izquierda del corazón, después, con el mismo método, una “B” a la derecha. Babi mira otra vez a Step, le sonríe, pero este alza las cejas, haciéndole un gesto para que siga mirando. Babi obedece. Encima del corazón, Step dirige la mano de Babi, hasta conseguir un signo de interrogación. Un signo de interrogación que genera dudas. Que suena al clásico “¿quieres salir conmigo?”, pero, esta vez más ingenioso, es como preguntarlo gráficamente. Step deja ahora que la mano de Babi se mueva sola. Pero no se aparta de su espalda. Tan solo deja libertad a la chica para responder. Babi tacha con dos líneas secantes en forma de cruz el signo de interrogación y coloca antes de la “S” un símbolo de exclamación con el puntito arriba y, después de la “B” un signo idéntico, pero con el puntito abajo. Como si quisiera gritarlo a los cuatro vientos. Lo está confirmando gráficamente. Acepta el reto de volver a empezar. Step alarga el brazo derecho hasta encontrarse con el izquierdo de Babi, lo agarra y la hace girar hasta que queda frente a frente. Vuelven a sonreír. En silencio. Lo dicen todo con la mirada. Babi da el primer paso y lo agarra por los hombros, todavía lleva la brocha en la mano, intenta no mancharlo. Step la coge por la cintura. Se acercan y borran las sonrías, sienten el aliento del otro, ahora mismo, el más dulce de los aromas. Step da esta vez el primer paso y se acerca a sus labios, solamente los roza, como buscando de nuevo una respuesta. Babi vuelve a contestar “sí”, esta vez con un beso. Babi cierra los ojos y mira dentro, dentro de si misma. ¿Qué tal vas alma? <<De maravilla>> parece contestarle.
Se separan y se sonríen de nuevo. Por un instante, la mirada de Step, escapa de los encantos de Babi y mira la pared.

-Siento interrumpir el momento, pero…

Se aleja de Babi y recoge la brocha del suelo. Enmarca con un cuadrado el dibujito y lo que ello conlleva, quiere marcar los bordes para no estropearlo, no piensa pintar encima de aquello. Nunca lo haría. Babi lo imita y reanuda también el trabajo.

-¿Ahora si sabes pintar? Estoy seguro de que has fingido para tenerme cerca…
-¡Serás!

Sacude la brocha y algunas de las gotas que salpican van a parar a la ropa de Step. Babi se ríe mientras Step se mira de arriba abajo, inspeccionando los daños.

-Con que esas tenemos. Ahora verás.

La coge de los pies y la levanta hasta ponerla horizontalmente sobre su hombro derecho, de manera que, su barriga, toca el hombro de Step y su cabeza cae a la espalda del chico. Babi empieza a darle golpes para que la baje.

-¡Suéltame! ¡Baja! ¡Baja! ¡Step! -ruega mientras patalea y le sigue dando golpes.
-No. Te has portado mal y a las niñas que se portan mal, se les castiga.

Empieza a girar sobre si mismo. Babi cierra los ojos intentando no marearse.

-¡Qué me bajes! ¡Step, suéltame!

Y así siguen el resto de la tarde. Hasta que llega la hora del fin del turno de Step. Babi pataleando, Step riendo, Babi que consigue que la suelte y comienza a empujarle y a intentar mancharlo. Step que la vuelve a subir sobre su espalada. Y más risas. Y más falsos enfados. Y más tiernas venganzas. Y un beso ahora. Y se persiguen. Y la pintura que es ignorada…

                                                              17

Saca algunos de sus pantalones del cesto de la ropa sucia y rebusca en los bolsillos. Nada. Entra en su habitación y abre el primer cajón de la mesita de noche. La cartera está oculta entre los calzoncillos. Doscientos euros. Los doscientos euros que le dio Paolo. Empieza a hacer cuentas. No. No basta con doscientos euros. Se maldice por haber malgastado el dinero de las carreras. Se toma la libertad de allanar el dormitorio de su hermano, no hay nadie que se lo impida, Paolo está trabajando y Maria entre fogones. Rebusca por cada cajón, abre cada cajita que se encuentra. No hay nada. Lo mejor será darse por vencido y empezar a ahorrar a partir de ahora. Justo antes de salir, su mirada se cruza con un pequeño joyero. Bingo. Ahí debe haber algo. Tiene un candadito de los de contraseña. Que absurdo es Paolo. Haber, cuatro números… ¿Podría ser su fecha de nacimiento?  Introduce el número de única cifra que corresponde al día, los dos que corresponden al mes y los dos últimos del año. Tira de la cerradura y… se abre. Sonríe y se jura no confiar nada de valor a su hermano. Dentro del joyero no hay casi nada, a decir verdad, tan solo hay una cosa. Una alianza. Una alianza preciosa, de plata y con unos dibujitos grabados. Step la coge, ¿cuánto le darían? Seguro que lo suficiente. Se la mete en el bolsillo, pero de repente le parece llevar un gran peso. Joder ¿qué hace? Venga Step no estás tan desesperado… Se la saca del bolsillo y vuelve a observarla. Piensa en Paolo.  Él pensaba en casarse mientras la muy zorra de Manuela... Juguetea con la alianza mientras se lo piensa. Termina por dejarla en su sitio y sale del dormitorio como si nada hubiese pasado.

-Maria ¿está el café?



En la universidad se ha armado un pequeño revuelo. Corre el rumor de que Brandeli se ha declarado a Sabrina. Al parecer, con un dibujito en la pared.

-¡Qué fuerte! No me esperaba esto de Chicco Brandeli. ¡Qué romántico! ¿Lo has visto ya? Con la inicial de ella y con la inicial de su apellido, separadas ambas letras por un corazón -Pallina está al tanto de todo.

Babi le sonríe y le sigue el juego. No desmiente absolutamente nada.

-Estaba castigado ayer ¿no? Aprovecharía… -comenta Babi haciéndose la despistada.

Las dos amigas caminan por el pasillo mientras siguen, en parte, cotilleando de la supuesta gran declaración de Chicco Brandeli. El destino hace que se crucen con él. Las saluda cordialmente, pero Pallina hace que se detenga e intenta sacarle los colores.

-Mira que tenías ocultos tus sentimientos…
-Ya, bueno -Brandeli intenta escaparse. No comprende porque la gente lo tortura a preguntas. Él no ha hecho esa cursilada. Ni si quiera conoce a esa Sabrina y ahora tendrá que darle explicaciones…
-Si es que en el fondo todos los tíos sois muy románticos… -Pallina no hecha el freno.
-Supongo que algunos más que otros.

Chicco reanuda su paso. Se siente incómodo hablando del tema. ¿Quién demonios le ha gastado esa broma? Espera ¿y si lo ha dibujado Sabrina? Quizás sea ella la que quería declararse… No. No seas tonto, ella no estaba castigada. No ha podido entrar. Piensa. ¿Quién estaba ayer castigado? Hace memoria. Vale, ¿y quién de esos tiene una inicial que empiece por “S” o por “B”? Bassi. Eso es. Bassi. ¿Dónde se ha metido? Tiene que encontrarlo. Menudo pillín está hecho el dichoso Bassi… Sonríe mientras lo busca. Está convencido de que es él, no cabe otra posibilidad. Míralo. Ahí está. Apoyado en la pared, riéndose de todo ser andante, rascándose la barriga, con una horrenda camiseta de media manga… No. No puede ser. Brandeli está seguro de que ese tipo no se ha enamorado en su vida. Chicco se pasa la mano por el pelo. Piensa, piensa. ¿Quién más? Debe haber otra. Otra persona que coincida con la descripción. “S”. ¿”S” de quién? “B”. “B” de… Babi. ¡Eso es! ¡Babi! Se cruzó con Babi cuando acabó su turno y con Babi estaba el tipo ese, el de los músculos, el de la moto… ¡Step! Recuerda que había un chico castigado que no era de la universidad. ¡Todo encaja! ¿Dónde está Babi? Tiene que encontrarla. Corre con una gran sonrisa por los pasillos. Ya no tendrá que pasar el mal trago de hablar con esa tal Sabrina.

-¡Babi! -grita desde el otro extremo del pasillo. Babi lo escucha y se gira. Pallina la imita. Chicco las alcanza jadeante-. Babi lo sabías y no me has dicho nada… ¡“B” de Babi y “S” de Step!
-¿De qué hablas?
-Venga no finjas. Eso no lo he escrito yo. Has sido tú o ese con el que estabas ayer. Se llama Step ¿no? Tienes que decirlo. No se ni quien es esa Sabrina… ¡A saber como es!

Pallina mira a su amiga con la boca abierta y las cejas en todo lo alto. No puede creer que Babi le haya ocultado algo así. Eso no es de ser buena amiga… Además, todo eso quiere decir que Alfredo ya es agua pasada. A saber que harían encerrados Step y su amiga…

-Babi prométeme que lo vas a decir. Que si no lo dices tú, lo digo yo -Brandeli se señala así mismo y se marcha con un peso menos. Con la sensación de haber vuelto a nacer.

Pallina espera un poco a que Brandeli ande lejos. Babi hace como si nada hubiese ocurrido y reanuda su paso, dejando atrás a Pallina. Ésta última se da cuenta y no tarda en seguirle.

-Pero ¿cómo no me lo cuentas?
-¿El qué?
-¡Estás con Step! Claro ahora lo entiendo, el símbolo de interrogación tachado, los signos de exclamación…
-Pallina, Brandeli solo intenta justificarse.
-Babi no me chupo el dedo. ¡Confiesa! ¡Confiesa! -Babi sigue optando por el silencio y Pallina recurre al chantaje-. Como no hables, lo grito y se enteran todos.
-No serás capaz.

Y menuda es Pallina para los retos…

-¡Escuchad todos! ¡Chisme de primera! -todos se quedan mirándola. Guardan silencio-. ¿Sabéis lo del dibujo en la pared? Pues no ha sido Brandeli, ha sido…

Crece la expectación de todos los alumnos. Pallina mira a Babi, le alza una ceja. Babi le pega un tirón de la chaqueta, se acerca a su oído y le susurra.

-Lo confieso. Estoy medio oficialmente con Step. ¡No lo digas!
-Lo siento amigos -le dedica un guiño a Babi-. Me acaban de confirmar de que es falsa alarma. Seguiré con la investigación -todos protestan y silban a Pallina. Esta hace como si nada y comienza a interrogar a su amiga-. ¿Por qué no me lo habías dicho?
-Tengo miedo a que llegue a oídos de Alfredo.
-Alguna vez se tendrá que enterar.
-Pero quiero decírselo yo.
-¿Y a qué esperas?
-A esta noche. No puedo seguir así. No se lo merece. He quedado con él en el parque que hay cerca de mi casa.
-¿Vas a ir sola?
-No, voy con Step y que se lo cuente él… ¡Claro que voy sola!

                                                              18

Entra al parque. Lo ve de lejos. Él se da cuenta e, inconsciente de lo que va a decirle, sonríe. Babi se acerca seria, pero el insiste con su sonrisa, intenta que ella le dedique una, pero no. Hoy no. No es momento de sonrisas. Cuando ya están lo suficientemente cerca, Alfredo intenta abrazarla, Babi le retira delicadamente los brazos.

-¿Se puede saber que pasa?
-Tenemos que hablar.

Y es justo en ese momento cuando las esperanzas del muchacho se desvanecen. Tenemos que hablar. ¿Habrá alguna frase peor? Incluso “te odio” es mejor. Tenemos que hablar. Suena a algo serio. Además, ha evitado su abrazo. Tenemos que hablar. Una de las típicas frases de las películas americanas. Significa que la cosa no va bien. Significa que ella no está a gusto. ¿Significa que se acabó? No. No puede ser. Las películas acaban bien…

-Habla -y esta vez la sonrisa de Alfredo es forzada.

¿Por dónde empezar? ¿Que se supone que tiene que decirle? ¿Vuelvo con mi ex? No, eso no. Tiene que quedar bien. Tiene que no hacer daño. ¿No es por ti, es por mí? Está muy visto.

-Alfredo yo… -el chico no deja que su sonrisa se venga abajo y esto hace que Babi se sienta más culpable-. Alfredo no creo que necesites en tu vida lo mismo que yo.
-¿Qué quieres decir?
-Tu eres más de… no se, restaurantes, perfección, puntualidad… Pasé muchos años viviendo así, me ataban mis padres, y ahora siento que me atas tú. Mírame. Tengo dieciocho años, ya soy mayor de edad. Dentro de poco saldré de la universidad y empezaré a trabajar. Siento que en ese momento miraré atrás y me daré cuenta de la vida tan aburrida que he llevado. Cuando estoy contigo no hay ningún problema, no hay riesgo de que lo haya. Necesito otras experiencias. No quiero ser el tipo de persona que acaba haciendo todos los días lo mismo. No seré un robot -traga saliva y aprieta los labios para contener las lágrimas. Es difícil decirle todo eso a una persona que solo es culpable de quererte-. Alfredo yo… yo necesito escaparme de casa. Escaparme de casa y volver a hurtadillas con miedo a que mi madre me pille. Necesito llorar cuando las cosas no salgan como quiero, y llorar, también, de felicidad. Y cometer errores y arrepentirme de ello. Y que mi cuerpo esté sentado en clase y mi cabeza en otro sitio -aprieta los ojos, los vuelve a abrir y suspira-. Alfredo, necesito…
-Amar.
-Vivir -le corrige, aunque sabe perfectamente que él también lleva razón.
-Me estás diciendo que se acabó -Babi asiente. Alfredo mira al suelo. Reflexiona. Vuelve a mirarla-. Babi se que él te está esperando. Quizá esté escondido, viendo la cara de tonto que se me queda mientras tú me dices esto -Babi niega con la cabeza-. Te voy a esperar. Voy a esperar a que recapacites. A que te lo pienses.
-No hay nada que pensar.
-Babi te estás equivocando. Ya lo dejaste una vez ¿no?
-Y me he arrepentido cada segundo de mi vida -le acaricia la cara-. Eres muy bueno. No te mereces a una loca como yo. Estoy segura de que encontrarás a alguien que te quiera.
-¿Y encontraré a alguien que yo quiera?
-Seguro -Babi le sonríe por primera vez-. Me tengo que ir. Le dije a mi madre que tardaría poco en volver a casa.

Mientras la ve marcharse, Alfredo reconstruye lo sucedido. ¿En serio? ¿De verdad a ocurrido? ¿Lo acaban de dejar por un…? Ni se le ocurre un buen insulto para alguien así.



Están todos. Se pasan un litro de cerveza mientras ríen. Esta vez Step se entera de todo. No está despistado. Le preguntan sobre el juicio y él no tiene problema en contestar, aunque preferiría no hablar del tema. Sus amigos lo apoyan y alguno que otro elabora un plan para sacarlo de la cárcel. El plan de Hook no está nada mal, pero será difícil robar un tanque…

-¡Oye! -grita el Siciliano-. Hoy después de las carreras a comer pizza -y ahora viene la misma broma de siempre-. Invito yo -ríen.

Schello se acerca al grupo megáfono en mano.

-¿Corréis?

Dario, Hook y Step responde con un “sí” al unísono. Schello mira al Siciliano esperando su confirmación.

-Corro con Madda en la segunda.

Schello lo mira, lanza una ojeada rápida a Step y vuelve a centrarse en el Siciliano.

-Antes eras más competente.
-¿Insinúas que no corro por qué lo hace Step? -Schello sube los hombros-. Puedo ganarle ¿sabes? -le da un largo trago al litro-. Apúntame que se va a cagar -y mira desafiante a Step.

La carrera empieza, los cuatro amigos se colocan alineados, uno tras otro. Step es el que está más a la izquierda, a su derecha se encuentra el Siciliano. Se miran y hacen rugir el motor. Step le sonríe, pero su amigo se lo toma más en serio.

-Te dejo abandonar si quieres -y Step suelta una carcajada.
-No eres nada, ¿sabes que le he hecho unos arreglos a la moto? -el Siciliano lo dice orgulloso, casi presumiendo.
-¿De qué te sirve si no la sabes conducir? -otra carcajada.

El Siciliano le aparta la mirada y centra sus ojos en la carretera. Step lo mira durante unos segundos, espera que le responda, pero nada. Su amigo se pica con demasiada facilidad. Es igual. Se le pasará en cuanto acabe la carrera.
Schello da la señal y las motos empiezan a correr. Poco a poco, alguna que otra, se va quedando atrás y el conductor que la lleva escupe insultos a diestro y siniestro.
Llegan al tramo del caballito, hace tiempo que la gente sabe que la cosa está entre Step y el Siciliano. Ambos levantan la moto, el Siciliano reduce un poco, pero Step da más gas, como si no le importase su integridad física. Como si ganar fuese lo más importante. No, ganar no es lo más importante. Lo es el dinero. Mientras lo adelanta se lleva la mano izquierda a la frente y con los dedos juntos lo saluda como si el Sicilano fuese su superior. Después lo deja atrás. En los últimos metros le basta con mantener la velocidad.

-¡Step! -grita Schello-. ¡El campeón de campeones! ¡El grande! ¡El inigualable! ¡El águila real! -dice haciendo referencia a su tatuaje-. ¡Hoy tampoco hay sorpresa!

Madda se acerca a Step con una amplia sonrisa, Step la saluda con la mano.

-Felicidades. No hay quien te destrone. ¿Se puede saber cuál es tu pócima secreta?
-No es difícil ser mejor que toda esa panda.
-Hoy si hablas…
-Supongo.
-¿Y a qué se debe? -Step abre la boca para responderle de forma ingeniosa, pero Madda no le deja-. No, no, no. No me lo digas. Es el amor ¿verdad? -Step pone cara de póquer-. Te vi con Babi en la feria.
-¿Y si estoy con ella, qué? ¿Tienes algún problema?

No. Por supuesto que no piensa responder con sinceridad a esa pregunta, pero sí. Si lo tiene. Antes, al menos, había esperanza, ahora ni eso. Aún lo quiere. Haría lo que sea por él. No dudaría. Él es al único chico que ha querido. Es imposible borrárselo de la cabeza.

-¿Qué problema voy a tener? -una moto pita más allá. Es su novio. Lo mira y le sonríe, después, vuelve a mirar a Step-. Soy feliz con lo que tengo.
-Me alegro.

Y ese “me alegro” suena a que se ríe un tanto de ella. Pero no es así. Es verdad, se alegra. Madda se merece estar con alguien que la quiera, no es mala chica. Step roza el arrepentimiento por haberla utilizado a su antojo.
Step se acerca al Siciliano. Se sonríen. Son amigos, muy amigos. Ya no hay rivalidad. No después de la carrera. Step le golpea con fuerza el hombro con el puño cerrado. Va a hacer daño. Pero el Siciliano hace como si nada. Son tan orgullosos que no piensan quejarse de ningún golpe.

-Esta la ganas.

El Siciliano mira a su novia y le da un beso en la boca delante de Step. Dura lo suficiente como para que Step baje la mirada mientras espera a que acaben. Al fin se despegan.

-La ganamos -corrige decidido.