¡Hola! Escribo aquí para respetar el hecho de que en este blog todas las entradas son capitulos :D Os informo de que tengo nuevo blog, se llama Coleccionista de Deseos. En la primera entrada he explicado casi todas las dudas que os puedan surgir, pero así por encima diré que es en el bog en el que voy a empezar a publicar mi nueva historia.
http://coleccionistadedeseos.blogspot.com/
Saludos.

domingo, 17 de abril de 2011

Capitulo 26


                                                              26

-¿No hemos venido demasiado pronto? Son las diez menos cinco.
-No quería que se nos escapara.
-Lo tienes todo controlado.

Step advierte a un hombre de traje que corre por todo el aeropuerto. Se para cuando ve a alguien. Mira a la gente desde lejos y después continúa corriendo por todos lados. Menudo personaje. El tipo para un poco para coger aliento y se tira hacia abajo del nudo de la corbata. También se desabrocha el primer botón de la camisa. Se gira sobre si mismo y sigue mirando a las personas, pero ahora sin moverse del sitio. Step le ve la cara y pasa de reír a ponerse serio. ¿Paolo?

-No. No lo tengo todo controlado.

Step se acerca a su hermano. Le da una palmadita en la espalda y Paolo abre los brazos en señal de alivio.

-¿Se puede saber que coño haces aquí corriendo como un pollo sin cabeza?
-Traigo noticias.
-¿Y no podían esperar?
-No.
-Pues suéltalas.

Paolo hace un gesto para que aguarde mientras él toma aire y se recupera de la corrida. Respira erguido con las manos en las rodillas. Parece como si le fuese a dar un infarto de un momento a otro.

-No estás para estos trotes ¿no?
-Que va -toma aire de nuevo. Traga saliva-. Step, no puedes coger ese avión.
-¿Por qué?
-No puedes entrar en Nueva York.
-Porque tú lo digas…
-Porque lo dice la ley.
-Dile al Rossi ese que esté tranquilo. No me voy a dar a la fuga ni nada por el estilo.
-¡Qué no es eso! -recupera la compostura y se pone firme-. Nadie que tenga antecedentes puede entrar en Estados Unidos. Le comenté esta mañana a Rossi lo de tu viaje y me lo dijo.
-No me jodas.
-Lo siento. Si vas te pararan en la aduana y te enviaran de vuelta a Italia.

Hay veces que simplemente la vida se propone joderte. Puede que no hayas hecho nada malo. No le des vueltas. Se lo propone y punto. Te coloca en el centro de su diana. El objetivo. Te conviertes en un juego del destino. Gana el que te de más golpes. Pero tranquilo. No pasa nada. ¿Para qué enfadarte? No puedes luchar contra algo superior a ti. <<En tu lucha contra el mundo, te aconsejo que te pongas de lado del mundo>> ¿Quién dijo eso?

-Paolo ¿sabes que la vida es una mierda?
-Cuando te propones que lo sea.
-Pues no recuerdo habérmelo propuesto -saca del bolsillo del vaquero su cartera. La abre. Dentro está el billete de avión. Lo mira. Sonríe-. Toma -se lo tiene a Paolo-. Que os lo paséis bien.
-No, yo no…
-¡Paolo! No seas gilipollas por una vez en tu vida. ¿Ves a esa chica? -mueve la cabeza en la dirección en la que se encuentra Babi-. Es mi vida. ¿Sabes? Mi vida. No me importa que el mundo intente darme por el culo. ¿Sabes por qué? Porque me ataca a mí. No sabe que yo vivo a través de su felicidad, no de la mía. No me preocupo por el juicio. No me preocupo por haberle roto la pierna a uno de mis amigo -Paolo abre la boca en señal de asombro. Ese dato no lo conocía-. No me preocupo por haber estado a punto de morir unas doscientas veces en mi vida. No le tengo miedo a la muerte. A la mía no. Sí a la suya -le coge la cara entre sus manos-. Le he prometido que vería Nueva York. Yo no sirvo como político. No sirvo para fallar a mis promesas -sonríe y deja libre la cara de Paolo-. Paolo quiero verte subido en el puto avión. No me puedes decir que no.

Paolo sostiene el billete. Alterna su mirada entre el billete y su hermano. Irse a Nueva York. Así, sin venir a cuento, sin tenerlo previsto. ¿Cuánto hace que no vive una locura? Lleva varios años viviendo el mismo día. Levantarse temprano, trabajo, una hora para comer, trabajo, volver a casa y dormir. Siempre lo mismo. ¿Qué más da si quiere descansar un poco? ¡Se lo merece!

-Está bien.

Step sonríe y le da una palmadita en la mejilla.

-¡Ese es mi Paolo! Por cierto no llevo maleta.
-¿Viajas si maleta?
-Yo no, tú. No me cabía en la moto. Babi tampoco lleva nada así que cuando lleguéis compraros algo. Y no seas rácano. En unas vacaciones te tienes que dejar todo el dinero que lleves.
-Tendré que cambiar el dinero…
-Disimula con Babi hasta que esté lejos ¿vale? -Paolo asiente.

Step empieza a caminar. Dejando atrás a su hermano. Dejando atrás a Babi. Dejando atrás el viaje. Después de todo, va a dejar que el avión despegue sin él…

-¿Y Step?
-Ha ido a por algo de beber.
-Ahí hay una máquina.
-No se habrá dado cuenta. No suele venir por aquí. No todos los días vas a Nueva York.
-No es por meterme donde no me llaman, pero ¿se puede saber qué haces aquí?
-He venido a despedirme. Que, aunque me cueste decírselo, porque mi hermano impone, le quiero.
-¿Nunca se lo has dicho?
-Él lo llamaría mariconeo -ríe- y yo soy demasiado orgulloso como para arriesgarme a que me conteste con una de sus bromas.
-A veces es mejor arriesgar.



Step choca con una chica que cae al suelo al empotrarse contra él.

-A ver si miras por dónde vas -alza la vista-. ¿Step?
-Hola Pallina.
-Son las diez y media. Vas en dirección contraria…
-Lo sé.
-¿No vas a subir al avión?
-No.
-¿Y Babi?
-Ella sí.
-No entiendo… No me digas que tienes miedo a volar.
-No es eso.
-¿No te gusta Nueva York?
-No es eso.
-¿Prefieres quedarte en Roma?
-¡Qué no es nada de eso, joder! -grita. La gente lo mira y un bebe empieza a llorar, se ha asustado con los gritos. Ahora habla pausado, calmado, a menos volumen-. Supongo que has venido a despedirte ¿no? -Pallina asiente-. ¿Entonces, qué haces hablando conmigo?

Reanuda su paso y la deja atrás. Pallina queda inmóvil por un tiempo. Incapaz de dar órdenes a su cerebro para volver a caminar. Tiene la mente en atasco. Colapsada. No entiende nada… en un momento de reacción mira su reloj. Veinte minutos para las once. Empieza a deambular por el aeropuerto en busca de Babi. La encuentra a falta de diez minutos. Corre hacia ella. La abraza.

-¿No deberías estar en la universidad?
-¿Bromeas? Necesitaba despedirme -nota a Babi nerviosa-. ¿Qué ocurre?
-Hace tiempo que Step fue a buscar algo de beber y no ha vuelto.
-¿Algo de beber? -Pallina mira a Paolo. Este niega con la cabeza. La chica no le hace caso-. Babi, Step se ha ido.

¿Qué? ¿Cabe esa posibilidad? ¿Irse? ¿Por qué? Se queda muda. Paolo fuerza una sonrisa y después intenta justificarse.

-Me rogó que no te lo dijera.
-No entiendo…

Paolo suspira. Las mentiras nunca son buenas. Siempre ha sido partidario de ir con la verdad por delante.

-Mi hermano no puede entrar en Estados Unidos. No puede entrar nadie que tenga antecedentes.
-Pues si él no entra, yo tampoco -empieza a caminar decidida en dirección contraria a Paolo y Pallina. Paolo la frena agarrándola del brazo-. ¿Qué?
-A mi hermano le gustaría que subieras al avión.
-No puedo.
-Ha ahorrado mucho para esto. ¿Vas a tirar su dinero?

Babi observa el billete. Lo tiende a Pallina.

-Ocupa mi lugar. Te lo mereces. Eres mi mejor amiga.
-Babi yo no…
-Te juro que yo no voy a subir a ese estúpido avión -la obliga a agarrar el billete-. Que os lo paséis bien. Os lo merecéis.

Un autobús aparca frente a ellos. El autobús que debe llevarlos hasta el avión. Los tres se miran. Indecisos. Babi le sonríe para darles seguridad y se marcha. La mirada de Paolo se encuentra con la de Pallina. Se encogen de hombros y deciden subir.

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