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Se tumba en la cama y enciende la radio. No introduce ninguna de sus viejas cintas, tampoco un CD. Deja al azar la emisora y la canción. La radio parece entender lo que Babi desea escuchar. Al igual que todos, Babi escucha música triste cuando se encuentra mal. Y la escucha para sentirse peor. Para acordarse de los buenos momentos que quedan tan lejos… La radio empieza a sonar al ritmo de OBK, al ritmo de uno de sus grandes éxitos. Al ritmo de la canción que describe todo lo que ha vivido con Step. “Falsa moral”
<<La más bella historia que se pueda contar, lleva escrito el dolor que produce un amor que nadie entenderá…>> Ninguna palabra está de menos en esa frase, pero ahí todavía no se derrumba más de lo que está. Sigue escuchando. <<…Siempre todo a escondidas, siempre mirando atrás. Sólo la oscuridad puede ser nuestro hogar donde crecerá nuestro amor…>> Y se acuerda de haberse escondido de su madre. De sus escapadas. De sus mentiras. No. Aguanta. Todavía no te derrumbes. <<…Y no, no quiero más clases de falsa moral, que nadie es culpable por amar…>> Nadie es culpable por amar. Ahora si que no puede contenerse. Pero la música sigue, la letra continúa lanzando indirectas no intencionadas. <<…Que difícil lo nuestro, que bonito a la vez. Es tan duro tener que buscar los porqués a esta situación…>> Se intenta levantar. Decide apagarla. Ya basta. Mejor sin música. No. No puede. Tan solo tiene fuerzas para llorar… La canción acaba al fin, no sin antes lanzar una de sus frases hirientes. <<Te quise y siempre te querré>> Ahora una voz masculina da publicidad a la emisora. Y, sin venir a cuento…
<<Interrumpimos el horario musical para informar de un asesinato. Un chico acaba de disparar a otro en la barriga, médicos y policías se encuentra en camino. Al parecer todo a ocurrido tras un juicio en el que…>>
Babi salta de la cama. Ahora tiene fuerzas. Disparo. Juicio. ¿Step?
Poppy no se cree lo que acaba de hacer. Ha apretado el gatillo. Ha disparado a Step. Deja caer la pistola al suelo.
-¿Qué has hecho gilipollas? -hacía tiempo que Paolo no decía un taco.
-Yo… Yo… -Poppy sale corriendo.
-¡No te vayas desgraciado!
Paolo está arrodillado y sostiene entre sus brazos a Step. Aún vivo, pero incapaz de tenerse en pie. Los dos hermanos se miran. Step abre la boca para buscar aire. Paolo no deja de llorar. Del vientre de Step no deja de salir sangre. Step mueve a duras penas su mano para tocarse la barriga. Baña la mano en sangre. Se la lleva frente a los ojos para verla. Sí, parece que es verdad, Le acaban de disparar.
-Se acabó -pronuncia.
-¿Qué dices? ¡No!
Step asiente. Paolo niega con la cabeza mientras derrama lágrimas. Escucha una sirena. Debe ser la ambulancia.
-¡Te van a curar! ¡Te lo juro! Confías en mí ¿no?
Step gesticula con sus labios la palabra “no”.
-Llama a casa de Babi. Tengo que verla -la voz le sale ronca.
-La verás después, cuando te recuperes.
-No salgo de este Paolo.
-¡No lo puedes saber!
Sí. Si lo puedes saber. Cuando te ves en la situación, lo sabes. Sabes que vas a morir. Que de esa no te salva ni Dios. Es más, es posible que Dios haya decidido tu muerte… En ese momento tan solo pides una cosa: morir rodeado de la gente que quieres. Vida, dame ese último caprichoso. Llévame después. Pero trae a Babi…
La puerta se abre. Paolo suspira. ¡Al fin llegan! Falsas esperanzas, entra la policía. ¿Dónde diablos se ha metido la ambulancia?
-¿Qué ha pasado? -pregunta un policía sin obtener respuesta.
Paolo llora aún más. La garganta de Step produce un extraño silbido cuando intenta tomar aire.
Se vuelve a abrir la puerta. Esta vez sí. Esta vez son médicos. Dos entran sujetando una camilla, otro porta un maletín de primeros auxilios por si hay algún otro herido.
-¡Ya están aquí! ¿Lo ves? ¡Te lo he dicho! ¿Por qué no confías en mí?
Step mueve los ojos para observar a los que acaban de llegar. Se le escapa una leve sonrisa. Paolo sonríe con él.
El médico más experimentado empieza a observarle la herida. Mira a los otros y traga saliva.
-¿Y bien? -pregunta uno de sus compañeros.
-Dame unas pinzas.
-¡¿Unas pinzas?! -grita Paolo como loco-. ¡Llevadlo al hospital!
El médico que inspecciona la herida vuelve a mirar a sus compañeros. Estos lo miran como diciendo <<Lleva razón, ¿no?>>
-No llega al hospital.
Las esperanzas se desvanecen. Paolo mira a los otros dos médicos, a los policías y, finalmente a su hermano. Step le sonríe. Empieza a hablar a la vez que toma aire. Le sale una voz ahogadiza.
-No importa Paolo.
Contra todo pronóstico, la puerta se vuelve a abrir. Es Babi. Entra y se pone de rodillas junto a Paolo. Llora como las nubes lloran las gotas de lluvia en una tormenta. Lo ve desangrase. Lo ve haciendo grandes esfuerzos para tomar aire.
-Babi.
-Dime -contenta entre sollozos.
Step vuelve a repasar con la mirada a todos los que se encuentran en la sala. Mira al médico que se dispone a sacarle la bala con unas pinzas.
-¡No! -el médico lo mira-. Vete. Iros todos. Dejadnos solos.
-Nuestro deber es…
-¡Qué os valláis, coño!
Los dos policías se miran y salen. Los médicos tardan más, pero les imitan. Paolo empieza a soltar con delicadeza a su hermano en el suelo.
-¡No! Paolo quédate.
Paolo asiente.
Step toma aire a duras penas y empieza a hablar.
-Me voy a poner un poco cursi, pero supongo que ya da igual… Sois las dos personas que más quiero. Lo único que deseo es acabarlo todo así. Mirándoos -deja escapar una sonrisa. Es el único que no llora de los tres-. Paolo te quiero. Nunca te lo he dicho. He sido un maldito orgulloso tosa mi puta vida, pero creo que lo sabías -Paolo asiente-. Babi, quiero que sepas que, ¡ah! -se lleva las manos a la barriga y hace un gesto de dolor. Respira unas cuantas veces para reponerse-. Quiero que sepas que eres mi vida, que hoy no me muero porque vivo a través de ti -Babi le agarra la mano derecha-. Te quiero pececillo -sonríe-. Cuando no esté -se le escapa por primera vez una lágrima-, quiero que te lo pases de puta madre. Porque lo único que va ha pasar hoy es que te vas a quitar un peso de encima. Te vas a quitar al pesado de Step.
-¡No seas…! -se aguanta el insulto. No quiere ofenderlo de ninguna manera. Ahora no. No en este momento.
-Te quiero fea -vuelve a sonreír-. ¿Sabes? Te vigilaré, no se si iré al cielo o al infierno, pero cuidaré de ti allá donde vaya -mira ahora a Paolo, no se quiere olvidar de él-. Cuidaré de los dos.
-Irás al cielo -afirma Babi.
-¿Tú crees? -asiente-. Pues allí te espero. Bueno, allí precisamente no, un poco más arriba. ¡Ah! -el grito suena ahora más desgarrador. Sabe que le queda poco-. Te espero, a tres metros sobre el cie… -se calla de repente.
-¡Step! ¡Step!
Babi lo agita. Ya no habla, ya no sonríe, ya no se queja de vez en cuando… Ya ha muerto… Abraza su cuerpo inerte. Paolo no deja de gritar. Los policías y los tres médicos entran.
<<A doscientos por hora. A toda ostia. No quiero enterarme de lo que pasa a mí alrededor. Pero, de repente, aparece alguien que te dice que aflojes, y cuando aflojas te das cuenta de las cosas. Y entonces todo es precioso. Precioso y perfecto. El mundo se para y te deja contemplar todas sus bellezas. No importa lo demás. No importa el sufrimiento, no importa ni la muerte… ¿Éste es el precio por volver a estar junto a ella? Nunca nada me ha salido tan barato. Tengo la sensación de haber engañado al comerciante… Morir no es malo. Es malo el miedo a morir. Lo peor de todo es no volver a abrazarla, a besarla, a tocarla, a hablarle… Es igual. Es la segunda vez que experimento esta sensación. Pero esta vez duele menos. Esta vez sé que me quiere… Mientras la espero volveré a abrazar a Pollo, correré a doscientos de nuevo surcando los cielos, hasta que llegue el día en el que tenga que volver a aflojar. Hasta que legue el día en el que ella se reúna conmigo. Yo vivo a través de ella… Espero que tardemos en reunirnos. Espero que tarde en volver a estar a tres metros sobre el cielo>>
Dedicado a Marta Jaímez ;)
Gracias a todos los que habéis leído mi continuación. De verdad, os lo agradezco. Besos y saludos a todos.